«El ataque al Ceares no es un hecho aislado como dice el Ayuntamiento; los neonazis están bien organizados y muy crecidos en la ciudad después del archivo judicial del asunto de la pelea con los hinchas del Génova, algo que están celebrando». Quien así habla es S. B. A., un gijonés de 40 años que fue víctima el 7 de octubre de una brutal agresión en un restaurante de El Llano de la que aún está convaleciente con un dedo roto y magulladuras por todo el cuerpo.
Según su versión, los hechos ocurrieron en la parrilla Antonio, que en el momento del incidente, sobre las cuatro de la tarde, estaba abarrotada por ser domingo. S. A. B. se encontraba sentado en una mesa con su novia y otras dos parejas. «Un neonazi se nos acercó al grupo -lo reconocí rápido por los tatuajes con runas y estrellas que llevaba- y se puso a enseñarme la hebilla del cinturón con la cara de Hitler, haciendo aspavientos ostentosos», relató. Asegura que intentó no caer en la provocación, pero éste interpretó sus gestos de indiferencia como una afrenta al tiempo que le recriminaba a gritos: «¿Qué tienes tú contra con el führer?». A continuación se dirigió a la planta de arriba del restaurante donde estaban comiendo una veintena de personas «de su misma cuerda ideológica» junto a mujeres e incluso niños . Cuando volvió a bajar acompañado traía una sentencia para S. A. B: «¡Vamos a ir por ti!».
Un amigo del denunciante, residente en Burgos, intentó mediar, pero fue en vano. «Se organizó una batalla campal a plena luz del día. Parecía una pelea del Oeste con banquetas volando y clientes yéndose sin pagar, entre ellos muchos de los neonazis. Me defendí como pude. A mí y al burgalés nos tiraron al suelo y nos patearon enteros. A consecuencia de la paliza estuve cojo cuatro días y me rompieron un dedo de la mano izquierda», explica.
El autor está identificado
Las mujeres del grupo ultraderechista la emprendieron a golpes con la novia del burgalés al grito de «¡yonkis, que no os laváis, guarros!». «Curiosamente, los camareros, de origen latinoamericano, nos separaban a nosotros y a ellos no les hacían nada», comenta S. B. A., quien relata que todo acabó con la llegada de la Policía, entre cinco y diez minutos después de iniciarse las hostilidades. «Los tres pasamos la tarde del domingo en el Hospital de Cabueñes y después fuimos a Comisaría a denunciar. Pero al tratarse de neonazis nos citaron para el día siguiente con la Brigada Local de Información, donde en una rueda de reconocimiento identifiqué enseguida a quien inició todo el conflicto, un ultra apodado 'Chaquetina' o 'Mortadelo', viejo conocido de la Policía», narra el denunciante.
S. B. A. se considera simpatizante de izquierdas, pero no milita en ninguna organización política. Tampoco es futbolero. El pasado martes acudió a la asamblea antifascista convocada en la Casa Sindical para dar a conocer su caso. En ese foro también se hizo pública la preocupación por la reciente apertura de un bar regentado por neonazis en la calle Gran Capitán, en La Calzada, frente al edificio del antiguo Inem.
Los asambleístas relataron que «en apenas un par de semanas han pasado de intimidar a jóvenes por tener ideologías contrarias a las suyas, a intentar atacar con un cuchillo a un vecino el pasado 11 de octubre».
Entre tanto, la Policía mantiene la investigación por el intento de asalto neonazi al campo del Ceares en que un grupo de encapuchados agredió al vicepresidente del club al impedirles el acceso a La Cruz.