Extraido del diario Público:
Los hemos visto con un chaleco amarillo. Sin saber qué hacer ante una
avalancha humana. Algunos echaban los brazos al bulto para estirar de
las primeras manos que palpaban. Otros se echaban las manos a la cabeza,
demostrando su nula formación en la materia. Más de uno, según los testigos de la tragedia del Madrid Arena,
aseguran que los “seguratas” resolvieron los conflictos que se les
presentaban intimidando de malas maneras. No distribuyeron a los miles
de asistentes en las diferentes plantas, cerraron las puertas de salida
de la pista creando un embotellamiento que ya ha causado la muerte a cuatro chicas.
Los 75 encargados de la seguridad interior del Madrid Arena no eran profesionales. Ninguno fue dado de alta esa noche
y tan sólo cobraron seis euros por hora. Su empresa, Kontrol 34, tiene
como objeto social la organización de eventos, aunque el organizador de
la macrofiesta de Halloween, DivierTT, informara al Ayuntamiento de que
los trabajadores de esta sociedad se encargarían de que dentro del
recinto se estuviera seguro.
Aun así, nunca han podido dedicarse a la seguridad privada. Lo impiden los antecedentes penales que, entre otros, acarrea su actual administrador único, Juan Carlos García Perdiguero, histórico cabecilla del grupo ultra Frente Atlético, seguidores violentos y neonazis del Atlético de Madrid.
Los antecedentes de García Perdiguero recorren dos décadas de historial
policial. En 1987 fue detenido por la Policía por primera vez, pero es
en 1988 cuando se hace famoso dentro de los ultras madrileños por
apuñalar a un policía municipalen los alrededores del estadio Vicente
Calderón con un cuchillo de 25 centímetros de hoja. El agente salvó la
vida gracias a la chequera de multas, pero quedó patente que Perdiguero
tiraba a matar. Directo al corazón.
Junto a él estaban otros siete miembros del Frente Atlético, algunos
menores de edad, que jalearon su hazaña durante el partido Atlético de
Madrid- Atlétic de Bilbao, antes de ser detenidos por las fuerzas de
seguridad. Tenía 21 años y todo un camino delincuencial por delante.
Después vinieron múltiples detenciones por agresiones, robos y robos con
fuerza. Pero fue en 1996 cuando un juzgado andaluz le mandó a prisión,
recalcando en su sentencia el carácter racista y neonazi del delito.
Ataque racista en Sevilla
Era la Feria de Abril de 1992. El Atlético de Madrid
viajaba a la capital andaluza para enfrentarse con el Sevilla y detrás
del equipo, siempre y más con Jesús Gil al frente, están sus ultras.
Allí García Perdiguero junto con otro “camarada” se pasea entre las
casetas, hasta que fija su objetivo en un negro que vendía tras un
tenderete. Comenzó a insultarle y golpearle, hasta que dos jóvenes
sevillanos se entrometieron en su camino para defender a la víctima. No
lo dudó. Volvió a tirar de navaja y de milagro no acabó con la vida de los chicos.
Según recuerda Eduardo Millán, abogado de una de las
víctimas, “la agresión fue brutal”. “Casi muere una de las personas. No
había pasado nada similar por aquí y recuerdo que el fiscal hizo
hincapié en buscar una sentencia ejemplar contra el racismo en aquel
caso. De los dos acusados sólo él fue condenado, porque se consiguió
acreditar que fue quien utilizó el arma”, cuenta. Cuando este letrado
sevillano se enteró de que aquel Perdiguero ha sido el encargado de
organizar la seguridad del Madrid Arena no daba crédito. “¿Cómo pueden
aquellos que generan inseguridad repartirla?”. La muerte de Katia
Esteban, Belén Langdon, Rocío Oña y Cristina Arce, y el agonizante
estado de María Teresa Alonso parecen acreditar que no pueden.
Las detenciones e ingresos en prisión se han seguido sucediendo en la
vida de este skin hasta 2008, año en que los juzgados de instrucción nº2
y nº4 de Madrid pidieron su prisión preventiva por diferentes delitos.
De ultras a hombres de empresa
A sus más de 40 años, Juan Carlos García Perdiguero fue nombrado
administrador único de Kontrol 34 el 31 de julio de este año, apenas mes
y medio después de la creación de la sociedad, aunque fue publicado en
el BORME el 27 de septiembre.
Su antecesor en el cargo, Jesús María Álvarez Plaza, es
un abogado estrechamente relacionado con el organizador de la fiesta,
Miguel Ángel Flores, dueño de DivierTT. Según fuentes de los cuerpos de
seguridad, “es difícil creerse que Flores no conociera la procedencia y
los antecedentes de esta empresa, ya que ha tenido vinculaciones con
ellos desde hace bastante tiempo”.
Kontrol 34 se inscribió en el Registro Mercantil el pasado 6 de junio. Su socio único, Carlos Manzanares Rodríguez,
también es un conocido de los Cuerpos de Seguridad por su relación con
la banda de Cásper, Ángel Suárez Flores, y en el mundo ultra bajo el
apodo que compartía con su hermano, Manza.
Su hermano Francisco Javier fue asesinado en 2001, dentro de una oleada
de crímenes que rodearon a la organización de Cásper, en la que también
cayeron otros miembros de la banda como Iván Llorente Liébana, tiroteado
en 2002 en Motril o el rey del butrón, Juan Miguel Ortega Sánchez, en
2009.
La última vez que personas de este grupo ultra, aunque sin estar bajo
las siglas de Kontrol 34, se vieron involucradas en un hecho violento,
fue el asesinato del angoleño Ndombele Augusto Domingos,
de 16 años, en 2002. Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra
la Intolerancia que ejerció la acusación popular contra José David
Fuertes, otro skin miembro de esta red ilegal de porteros de discoteca,
recuerda que el Tocho, como se le conoce en el mundo ultra, trabajaba de
“extra de seguridad” esa noche en la discoteca Inn de Costa Polvoranca.
Surgió una pelea entre otro skin y un amigo de Ndombele y “El Tocho
medió usando la navaja y asesinando al adolescente”.