Usted sabe, juez Thayer, que no soy culpable; usted conoce toda mi vida, porque yo he estado aquí siete años, al cabo de los cuales, todavía nos sentencia a muerteEl 23 de agosto de este año, se cumplieron ochenta y cinco años de las ejecuciones en la silla eléctrica de los dos obreros anarquistas italianos Nicolás Sacco y Bartolomé Vanzetti, en el estado de Massachussetts. Desde que fueron sentenciados a muerte en 1920, se inició una desesperada lucha por sus vidas, alegación tras alegación a lo largo de siete años, en los que se levantó un verdadero clamor internacional pidiendo clemencia. También en Asturies se desarrolló una importante campaña de solidaridad, de la que damos a continuación detalle.
La alarma se daba en la primera plana de El Noreste del viernes 28 de abril de 1927, bajo el titular de “LA TRAGEDIA DE MASSACHUSSETTS. Nicolas Sacco y Bartolomé Vanzetti a la silla eléctrica”, para decir a renglón seguido: “Debe de pedirse el indulto el Primero de Mayo”. La noticia explicaba toda la persecución a la que habían sido sometidos, desde sus primeras detenciones en 1920, durante las huelgas en South Braintres (Massachussetts) acusados de ser los “agitadores”. Tras ser varias veces detenidos y otras tantas puestos en libertad por no encontrar cargos contra ellos, se produce el asalto a una fábrica de calzados, en el que muere el encargado de la nómina y un vigilante de seguridad. Nuevamente son detenidos, pero en esta ocasión sería el juez Webster Thayer quien habría de encargarse de la suerte de los dos obreros. Tras ser sometidos a un juicio con Jurado, el propio Thayer dicta la sentencia de muerte para ambos, iniciándose una desesperada lucha por sus vidas. Todo había sido inútil. El sábado 9 de abril 1927, se les leía la sentencia y se fijaba la fecha de la ejecución para el domingo 9 de julio del año en curso.
El Noroeste, que en Asturies se convirtió en el vocero principal de la noble causa, se hacía eco de las palabras de ambos al recibir la sentencia. Cuando se le preguntó a Sacco si tenía algo que comentar, dijo: “(...) Sí, señor (…) Nunca he sabido, nunca he oído, ni siquiera he leído en la historia nada tan cruel como este tribunal (…) Mientras ustedes persiguen al pueblo, lo tiranizan y lo matan, nosotros pretendemos siempre educarlo (…) Usted sabe, juez Thayer, que no soy culpable; usted conoce toda mi vida, porque yo he estado aquí siete años, al cabo de los cuales, todavía nos sentencia a muerte (…)"
La noticia continuaba recogiendo las palabras de Vanzetti: “(...) Soy inocente (...) nunca robé, nunca maté y nunca derramé una gota de sangre (…) he pasado toda mi vida luchando para eliminar los delitos mismos que la ley y la moral oficiales condenarían, y también, los que éstas sancionan y santifican: la explotación y la opresión del hombre por el hombre. Y esa, y no otra, es la única razón de que yo esté aquí como un culpable (...) Hombres de inteligencia de todo el mundo, la flor de la intelectualidad europea, los mejores escritores y pensadores del viejo mundo, están con nosotros (...) Fuimos juzgados durante una época que ha pasado ya a la historia, una época de histeria, de resentimientos y de odios contra los pueblos de nuestros orígenes, contra los extranjeros, contra los desertores; y me parece que ustedes han hecho todo lo posible para agitar aun más la pasión del Jurado y los prejuicios de este contra nosotros (...)”.
Dos días después, en la editorial de El Noroeste del 1º de Mayo, se insistía en la inminente ejecución de los dos anarquistas, ante la que "todos los hombres liberales y todas las organizaciones obreras del mundo piden estos días el indulto", emplazándolas en tan señalado día, con sus deberes de "Humanidad y Solidaridad". Pues bien, el 30 de abril sale hacia la Embajada de los EE. UU., el primer telegrama firmado por Dioniso M. Blanco y Juan Cuenca que lo hacen en nombre de La Obligada Sociedad de Obreros Panaderos de Mieres. Al día siguiente, en el mitin del 1º de Mayo de Blimea, se toma la decisión de enviar un telegrama al Embajador de los EE. UU. pidiéndole el indulto. Petición a la que se sumará la Asamblea de la Construcción de Gijón celebrada el día 8. De nuevo El Noroeste se convirtió en vocero de las expresiones de solidaridad con los anarquistas sentenciados a muerte. El 13 de mayo bajo el título de Pro Sacco y Vanzetti, se hace eco de otro telegrama del Comité Sindical del SUM: “Embajador de Estados Unidos, Madrid. Rogamos haga llegar presidente Coolidge anhelos infinidad de trabajadores pro indulto Sacco Vanzetti”. Sus páginas recogieron dos artículos de Solano Palacio, un primero donde se daba amplia información sobre el caso y el proceso, y otro en el que se informaba de la solidaridad internacional que se estaba desarrollando.
En Asturias, Fernando Solano Palacio, Avelino González Entrialgo y José Mª Loredo Aparicio, se convirtieron en los elementos más activos contra la ejecución de los dos anarquistas italianos. El domingo 29 de mayo, se desarrolla en primer mitin solidario en el Cine Froiladela de Turón, con la presencia en la tribuna de José García, Avelino G. Entrialgo y, cerrando el acto Loredo Aparicio con una dura intervención contra la FSA y el SOMA, “que dan la espalda a la solidaridad obrera internacional”. En su siguiente edición del martes 31, y como siempre en primera, publican una extensa nota del gran éxito del “numerosísimo acto”, recogiendo lo más significativo de las intervenciones del mitin.
El domingo siguiente se celebra en el Salón Novedades de Mieres, un nuevo mitin en el que participarían Solano Palacio, Avelino G. Entrialgo, el poeta madrileño Ernesto López Parra y de nuevo cerrando el acto Loredo Aparicio. El Noroeste, en su crónica decía que "estuvo abarrotadísimo", como habría de estarlo también, el siguiente acto solidario del domingo 12 de junio, celebrado en el Teatro Vital Aza de Sama, a las tres de la tarde y no por la mañana como los anteriores. La razón habría de explicarla en su presentación Julián Gómez Muñiz, quien recordó que por la mañana y en la plaza de Aguado se había celebrado otro acto solidario. Después tomó la palabra el dirigente anarcosindicalista Avelino G. Entrialgo, que dio paso a Loredo Aparicio.
El domingo 19 de junio El Noroeste publica una reseña del mitin que se celebraba ese día en Moreda, resaltando su carácter “unitario”, ya que se esperaba la intervención de Avelino G. Entrialgo (anarquista), Loredo Aparicio (comunista) y tal vez Teodomiro Menéndez (socialista). Al miércoles siguiente en la crónica de ese acto celebrado en Moreda, y como era de suponer, se confirmaba que entre los oradores no estuvo Teodomiro Menéndez. La ultima referencia a favor del indulto de Sacco y Vanzetti la encontramos en El Noroeste del miércoles 13 julio de 1927, en la que se preveía el 10 de agosto, como la posible fecha de las ejecuciones, a la vez que informaba de la preparación de una manifestación internacional por el Comité pro indulto para el 31 de julio. La ejecución en la silla eléctrica de Nicolas Sacco y Bartolome Vanzetti, finalmente se produjo el martes 23 de agosto de 1927.
La historia del Movimiento obrero está llena de desencuentros entre las diversas familias ideológicas que lo conforman. Pero también de personajes fronterizos que han intentado el acercamiento y la colaboración, tendiendo puentes, o acentuando lo que une y no lo que separa. La acción solidaria emprendida y desarrollada en Asturies contra las ejecuciones de Sacco y Vanzetti, por los anarcosindicalistas Solano Palacio y Avelino G. Entrialgo, además del comunista antiestalinista Loredo Aparicio, sería una de ellas.